PRACTICANDO LA GRATITUD



Muchas veces encontramos personas en nuestras vidas que nos ayudan desinteresadamente, que aparecen justo en ese momento en que más necesitamos “eso” que  solo ellas pueden ofrecer, sin cuya ayuda  no habríamos podido superar algunos momentos de la vida,  tanto que  su aparición parece providencial. 
Ellas nos ayudan en esos momentos en que nos sentimos perdidos, cuando pensamos que las cosas no tienen solución, o simplemente nos sentimos solos.    Son compañeros de viaje  que vienen  para enseñarnos o ayudarnos a aprender algo en nuestras vidas;  algunas  de ellas solo  están por poco tiempo con nosotros  y otras se quedan toda la vida, pero su aparición siempre es importante.
 A esas personas, sobre todo las que pasan poco tiempo con nosotros muchas veces no les damos  reconocimiento debido. El agradecimiento por habernos ayudado en el momento justo en que más lo necesitábamos. Seguro que les hemos dado las gracias desde la cortesía, pero ¿Realmente hemos puesto nuestro corazón al hacerlo? ¿Les hemos hecho sentir lo importantes que han sido para nosotros?
Cuando hacemos un gesto de corazón lo que sentimos es diferente, nos impregnamos con una energía que  nos colma y hace sentir bien desde dentro. No en vano la gratitud es una de las fortalezas que más llenan a los seres humanos de todas las razas y/o credos,  y que forma parte de las virtudes que nos conducen hacia la plenitud.
La práctica diaria de recapitular y hacer un balance al final del dia lo sucedido, nos ayuda a tenerlas presentes, ya que el solo hecho de repasar mentalmente los hechos, reconocerlos y agradecer mentalmente a estas personas por su generosidad ya nos hace sentir bien y si  posteriormente lo completamos con un gesto directo a las personas involucradas, mucho mejor.
También en esos momentos en los que nos sentamos a revisar o a recordar  la vida surgen las personas que en su momento estuvieron  acompañándote, y con la tecnología de hoy cuesta muy poco ponerse en contacto con ellas hacer un gesto de agradecimiento.
Probemos, a sentir y hacer sentir  la gratitud con el corazón; para caminar por sendero hacia una vida más plena. 

MHV

Proyectando el futuro: Del deseo al cambio



Cada vez que termina un año y comienza otro, nos hacemos promesas para cumplir con algún sueño o deseo que tenemos en mente, pero la mayoría terminan abandonadas por el camino a medio hacer  dejándonos la desagradable sensación de no terminar lo que nos proponemos.  El asunto es que nos pasa una y otra vez, entonces

  ¿QUÉ PODEMOS HACER PARA QUE ESTE AÑO SEA DIFERENTE?


He aquí algunos consejos para que podamos alcanzar nuestros propósitos con mayor porcentaje de éxito y sin abandonarlos por el camino.
Es natural querer cambiar, el deseo de cambio es la NECESIDAD  que empuja al ser humano hacia su desarrollo y el que le da sentido a su acción. Nuestra evolución se frena cuando dejamos de desear. Cuando no reconocemos en nosotros la necesidad de cambiar, resulta muy útil explorar las insatisfacciones que tenemos para buscar el impulso que nos motive hacia el cambio.
Conocemos la utilidad de tomarnos el tiempo necesario para imaginarnos el futuro y sembrar en nuestra mente y corazón las semillas del cambio. Pero para cambiar no basta solo con desearlo, hay que ir más allá para provocar la motivación de querer actuar de otra manera, analizando las consecuencias  del mismo, tanto los beneficios y utilidad que supondrá, como aquello que pudiera resultar perjudicial para la persona y/o su entorno, si el cambio se produjera.
Y es que si nuestros deseos están de acuerdo con la ecología[1] del sistema afectado producimos un estado de ánimo que propicia la nuestra cooperación para acceder al cambio deseado.
Esa Necesidad que nos surge proviene de la insatisfacción con nuestras aspiraciones en la vida, con aquello que hemos soñado ser, con la imagen ideal de nosotros mismos. Pero para llegar a ella debemos pasar por diferentes etapas y cumplir diversos objetivos.